miércoles, 5 de mayo de 2010

De los twitteramores y algo más

… Y así empezó todo, con innumerables Direct Messages a diario, con horas enteras frente al computador, intercambiando millones de txt a diario, llamadas, y todas esas cosas estrictamente 2.0; claro está, jamás me imaginaría que esto fuera a ser apenas el primer paso de una serie de cosas maravillosas que me atrevería a decir, me cambiaron la vida.
Y se preguntarán: ¿de qué estará hablando esta mujer?.. Sí, estoy hablándoles de cómo me enamoré a punta de letras, sólo con palabras, por medio de una red social... De twitter.

Después de varios meses en este juego, en este vaivén; se despertaron repentinamente en mí unas ganas insaciables de por fin conocer a este sujeto personalmente, de poder saber a quien pertenecía esa voz que tanta paz me daba y la que escuchaba al otro lado del teléfono todas las noches hasta la madrugada.
Después de acordar la primera cita, recuerdo como mis manos sudaban y a la vez temblaban, como desesperadamente buscaba que ponerme y mientras iba en el taxi me preguntaba: ¿Cómo será físicamente? ¿Será que tendremos la misma química que en la 2.0? ¿Le dejaré de gustar o por el contrario le interesaré más? ¿Me llevaré una gran sorpresa? ¿Qué va a pasar después de esto?.. En fin, eran miles las dudas que me daban vueltas en la cabeza.

El día fue lento, cada hora parecía una eternidad y yo con esa ansiedad que me devoraba por completo. Finalmente empezó a caer la tarde y con ella, fue llegando la noche, para mí, el momento más esperado del día, ese momento que venía esperando por meses.

Todavía recuerdo como salí corriendo de clase para llegar a mi casa y empezar a acicalarme para tan magno evento, me probé cantidades inimaginables de prendas de vestir, zapatos, carteras, todo lo que se les ocurra, duré años enfrente del espejo, luchando con el secador –todo esto a una velocidad incalculable pues iba a llegar tarde-.

Por fin llegué al lugar donde habíamos quedado de vernos, plazas del bosque, como olvidarlo.
Pagué el taxi, me encerré en el baño cual quinceañera –un momento, yo todavía soy quinceañera- y lo llamé, para desgracia mía no había señal así que me toco arriesgarme y entrar al sitio donde habíamos quedado de encontrarnos a buscarlo, cual cita a ciegas. Cuando iba entrando gracias a Dios me llamó y recuerdo que cruzamos un par de palabras como: “yo estoy sentado al frente de Milano con el laptop en la mesa y tú?’’ – “voy entrando, con una blusa fucsia y unos tacones negros altos, espérame ahí, no te muevas”.

Finalmente lo encontré, saludé, me senté y ni sabía como actuar. Pedí una REDD’s para que me ayudara a acoplarme al momento, y afortunadamente la situación encajo para que empezara a fluir una gran conversación y mis risas empezaran a adueñarse del momento. Todavía me sorprende como cada una de las palabras que cruzábamos estaban cargadas de química, de una sensación indescriptible, es como si nunca antes hubiera sentido esta chispa con nadie más.. Por primera vez tenía la panza llenas de mariposas, quería que el tiempo se estancara y quedarme ahí por toda una eternidad, parecía la mejor película de bajo presupuesto que había visto jamás.
Desafortunadamente las cosas buenas duran poco, y así fue, en un abrir y cerrar de ojos ya era hora de irme, pues tenía un compromiso en mi colegio, imposible de aplazar.
La buena noticia es que él se tomó la delicadeza de acompañarme por un taxi y dejarme en la puerta del sitio al que debía asistir.
Me bajé con esa sonrisita de placer y nervios a la vez dibujada en mi cara, pensando en lo grandiosa que había sido esa cita a ciegas y además en lo sorprendida que seguía, pues todavía no logro saber si este hombre es mejor en la 2.0 o en mi mundo real, lo que si tengo claro es que es deslumbrante y en cualquiera de los dos planos logra fascinarme.

Continuará…

1 comentario:

  1. ¡Qué buen post!...me gustó bastante, muy bien narrado y desde ya con ganas de leer la segunda parte

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